El período de Cuaresma se caracterizaba por ser muy severa y con una abstinencia, que era muy dura. Dicho período fue introducido entre los seguidores del cristianismo, que tenían la costumbre de bendecir el sábado santo, todos los huevos que eran recogidos, desde el miércoles de ceniza, para poder repartirlos, entre sus amigos, durante el día de Pascua. En algunos sitios, se empezó a pintar el huevo de color rojo (que era en recuerdo de la sangre, que era derramada por Jesús), amarillo y otros diferentes colores. En Francia, la costumbre era distinta, ya que se presentaba al rey, tras la misa del Domingo de Resurrección cristiano, unas pirámides, que estaban formados por huevos dorados, que el monarca debía repartir entre los miembros de la corte. Si miramos la etimología, nos encontramos que munus, significa, en griego, “regalo”. Durante siglos, en la zona de Cataluña, Valencia y Baleares, cuando tenía lugar la Pascua, los pasteleros cocinaban unos bollos, realizados con harina, huevo y azúcar al horno, con uno o varios huevos duros, que iban incrustados en la superficie, y que los padrinos regalaban a sus ahijados, que le llamaban como “mona de Pascua”. En la actualidad, el huevo y el roscón han ido perdiendo peso, a favor de las figuras de chocolate, que pueden ir desde un tradicional huevo a otras mucho más imaginativas y originales.
Foto: fuente
viernes, 13 de abril de 2012
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