Fue
el diamante Cullinan. Lo encontró Frederik Wells, en Sudáfrica, en
la histórica mina Premier, en el año 1905, y se convirtió en el
más grande, de todos los tiempo. Pesaba 3106 quilates y media casi
12 centímetros. Se talló en la ciudad de Amsterdam, la cual, desde
que en el año 1867 se había iniciado la fiebre del nuevo oro -los
diamantes de Sudáfrica- se convirtió en la urbe por la que pasaron,
y fueron talladas, las joyas más importantes de la época. De las
105 gemas que se obtuvieron, a partir del diamante Cullinan, la más
grande, que recibió el nombre de “Primera Estrella de África”,
se engastó en la corona real inglesa. Un curioso destino, sin duda.
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