Las comunidades del centro del continente europeo, que están dedicados a la ganadería lechera, han sido responsables de la evolución de la capacidad de digestión de la lactosa, desde la friolera de 7500 años, que ha permitido que los seres humanos puedan beber leche fresca, según han mostrado una reciente investigación genética, que ha sido realizada por científicos, tanto alemanes, como británicos. Antes, se pensaba que sólo los europeos del norte de Europa podían beber leche, sin tener que sufrir efectos adversos, ya que no necesitaban vitamina D, en su dieta, a causa de la falta de exposición a la luz del sol. «La mayoría de los adultos del mundo no producen la enzima lactasa y por eso no pueden digerir la lactosa» ha explicado el profesor Mark Thomas del Departamento de Genética, Evolución y Medio Ambiente del University College de Londres. «Sin embargo, la mayoría de los europeos continúan produciendo lactasa durante toda su vida, una característica que se denomina 'persistencia de la lactasa'.». Los investigadores han descubierto que dicha persistencia está directamente relacionada con una alteración genética, que es única, que ha sido de gran ayuda, para la supervivencia de nuestros antepasados. Por otro lado, los adultos no iniciaron a consumir leche fresca, hasta el momento en que se aprendieron a domesticar a los animales. Lo más probable, según piensan los investigadores, es que la persistencia de la lactasa tuvo que evolucionar a la par, que la propia práctica cultural, de poder explotar el ganado lechero.
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viernes, 13 de abril de 2012
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considero que en 7,500 años más se dejará de explotar y sacrificar a los animales para alimentarnos.Habrá otras formas que en este momento no conocemos ni sospechamos y que puedan ayudar a la evolución del ser humano en el planeta tierra.
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