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miércoles, 8 de febrero de 2012

Curiosidades de los políticos (II)


Seguimos con algunas anécdotas que fueron protagonizadas por los políticos, por aquellos que mandaron en el gobierno, en el pasado, o actualmente. Y, es que a todos nos ha pasado algo anécdotico, a lo largo de nuestra vida.
Azaña y sus carteras. En el primer gobierno, de la histórica II República, Manuela Azaña, no sólo era el presidente, si no que poseía el mando de tres de las carteras. Un diputado, de ideas radicales, pensó que era necesario hacer una protesta y se lo dijo a su jefe, Alejandro Lerroux, quien no se solía callar las cosas, y se expresó de esta manera: Tres carteras y la presidencia… de eso a que lo llamen carterista no hay más que un paso.
El poco afortunado brindis del alcalde. En el año 1932, el entonces alcalde de Nueva York, James John Walker pronunció un brindis, que pasó a la historia, durante el segundo centenario del nacimiento de George Washington:
En memoria del hombre que supo ser el primero en la guerra, el primero en la paz y el primero en el corazón de sus conciudadanos…
Pero, continuó con el brindis, tal vez, con alguna copa de más: Lo que no comprendo es cómo, gustándole tanto ser el primero en todo, se casó con una viuda.
Como vemos, los políticos son humanos y, en ocasiones, era mejor que estuvieran con la boca cerrada, antes de decir cosas, que les dejan en clara evidencia.
Foto: fuente

martes, 7 de febrero de 2012

Anécdotas de políticos (I)


Los políticos, a lo largo de su vida, viven situaciones realmente curiosas, anécdotas que pasaran a la historia y que nos acercan un poco más a ellos.
Por ejemplo, Aristide Briand, el ministro de justicia de la Tercera República de Francia, un hombre que pasara a la historia por ser un gran político y precursor de la actual unidad de Europa, se encontró que, día a día, recibía una gran cantidad de visitas, que sólo se acordaban de él, para pedirle algún tipo de favor. Una mañana, se hartó de dicha situación, y recibió a su siguiente cita diciendo una frase que pasó a la historia, mientras le daba un abrazo: “!Gracias a Dios, viene a verme un amigo solo por el gusto de abrazarme y no para pedir nada¡”. El hombre se sintió tan avergonzado, que no se atrevió a pedirle el favor, por el cual había ido a verle realmente y, claro, se fue como había ido, sin el favor que buscaba
Otra anécdota tiene que ver con Alessandro Fortis, el presidente del Consejo de Ministros. Un día, un hombre que formaba parte de una sociedad provinciana, fue a pedirle una gran cantidad de dinero, para que dicha sociedad pudiera subsistir. El diálogo que mantuvieron fue el siguiente:
-¿Y de dónde quiere usted que saque el dinero para este subsidio?
-De los fondos secretos- sugirió el hombre.
-Bueno, se lo diré- respondió el ministro -son tan secretos que ni siquiera yo he llegado a saber dónde se encuentran.
Foto: fuente